Las tortugas de Galápagos son las que tienen la fama de ser las tortugas más grandes del mundo, además de las más longevas. Chelonoidis nigra es el nombre científico que agrupa a aproximadamente una decena de tortugas de enormes dimensiones. Antiguamente podían encontrarse establecidas en una mayor diversidad de lugares del globo terráqueo, exceptuando las zonas con las temperaturas más frías. Sin embargo, actualmente pueden encontrarse de forma natural en las Islas Galápagos.
Lo siguiente que queremos mostrarte es un listado de las tortugas más grandes que se conocen en la actualidad y algunas de sus características principales.
Esta tortuga es una especie endémica de Aldabra, en las Seychelles, aunque actualmente también puede encontrarse en las islas de Mauricio, Reunión y Changuu gracias a la introducción humana.
Necesitan de la sombra para poder subsistir, por eso suelen ocupar las zonas de los bosques. Tienen la peculiaridad de que pueden beber por la nariz, a través de un tabique cartilaginoso nasal que les permite la absorción de líquidos.
Tanto su cabeza como el resto de sus extremidades están dotadas de escamas osificadas, en especial en sus robustas piernas, para que puedan desplazarse de manera cómoda por el terreno y para ser capaces de superar su propio peso, que puede llegar a alcanzar los 250 kilos. Pueden llegar a medir unos 120 centímetros y es precisamente su tamaño el factor que determinará su madurez sexual.
Con una esperanza de vida de unos 60 años, estas tortugas gigantes tienen establecido como hábitat natural las laderas del volcán Wolf, así como el interior de su cráter. Actualmente se calcula que existen cerca de 2.000 ejemplares, pese a que antaño esta cifra superaba los 25.000.
La zona en la habitan cuenta con una vegetación espesa y árida, lo que ha dotado a esta especie de alimento, pero también de protección frente a las amenazas de especies invasivas y del ser humano.
Con poco más de 1.000 ejemplares, el nombre de esta especie de tortuga está dedicado al naturalista Charles Darwin, responsable de la teoría de la evolución por el proceso de selección natural de todas las especies de seres vivos.
Como leemos en adventurevolunteer.org, esta raza de tortugas está considerada en peligro de extinción para la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). La recuperación rápida de esta especie se ve dificultada por el fuerte y dominante sesgo masculino de su población.
La vegetación seca y alta compuesta principalmente de matorrales y cactus ha repercutido en la evolución del caparazón de esta especie, haciendo que su parte delantera sea más estrecha y levemente elevada, de manera que pueda acceder mejor a los que otras especies de la zona.
Esta especie de tortuga gigante se vio terriblemente afectada por la llegada a su hábitat de una especie invasora: la rata negra. Este invasor fue erradicado en el año 2012, lo que repercutió en un crecimiento de la población de esta especie de tortugas. Además, los centros de crianza se han dedicado a repatriar más de 200 ejemplares desde el año 2015, ayudando a que esta especie mejore su presencia en la isla.
Como cualquier otra especie de animal de esta isla, su población ha sido fuertemente diezmada por la furtividad. Hasta tal punto llegó la situación que en los años 70 sólo se tenía constancia de 14 ejemplares y, entre ellos, sólo había dos machos que, además, eran demasiado viejos para conseguir reproducirse con éxito.
Por suerte, el zoológico de San Diego contaba con un ejemplar de esta especie y facilitó su repatriación a las Galápagos, dejando que se alojase en el centro de crianza de tortugas terrestres de Puerto Ayora. De esta forma, se consiguieron soltar más de 800 nuevos ejemplares a la Isla Española.